Si padecemos anginas, generalmente desencadenadas por virus, lo normal es que veamos las amígdalas inflamadas. También pueden estar las amígdalas enrojecidas y es muy posible que experimentemos dificultad para tragar, secreción nasal, tos, etc.
Hablamos de anginas para referirnos a una inflamación de las amígdalas, dos masas de tejido linfático que están a ambos lados al fondo de la garganta y forman parte del sistema inmune, ayudando al organismo en su defensa contra los patógenos.
Suele ser un proceso leve que se resuelve por sí solo en unos cuantos días.
Podemos ayudar a la recuperación con reposo, ingesta de líquidos y alimentos blandos y regulando la temperatura. Para tratar las anginas podemos recurrir a los fármacos de venta sin receta.
Hay que tener en cuenta que, además de las amigdalitis víricas, podemos padecer amigdalitis bacterianas. Son menos frecuentes y tienen síntomas diferenciados, como la aparición de placas en la garganta, malestar general, dolor de cabeza y escalofríos. A diferencia de las víricas, pueden necesitar tratamiento antibiótico, que siempre tiene que recetar el médico.
En cualquier caso, la recomendación es visitar a un profesional si a los tres días los síntomas no remiten o empeoran, para que este pueda determinar el origen y el tratamiento más adecuado.
Fuentes
Amigdalitis. Publicado en MedlinePlus.
Este artículo es únicamente informativo y no está destinado a ser un sustituto del asesoramiento médico. La información presentada en estas páginas web no debe tomarse como un diagnóstico o una prescripción. En todos los asuntos relacionados con la salud, consulta siempre con tu médico o farmacéutico.
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